Torelló, 630 años de viña, 75 de burbujas

En el corazón del Alt Penedès, la finca Can Martí lleva 630 años latiendo al ritmo de la viña. Desde 1395, la familia Torelló ha custodiado estas tierras de Gelida, transmitiendo una vocación vitícola que hoy celebra su doble efeméride: más de seis siglos de historia vitivinícola y 75 años desde que Francisco Torelló decidiera dedicar su vendimia a la elaboración de espumosos.

Todo comenzó como una concesión medieval (documentada en un pergamino de 1395). Aquel “Mas de la Torrevella”, origen de la actual Can Martí, incluía casas, campos, viñas, aguas y derechos que, con el tiempo, conformarían un ecosistema natural de 135 hectáreas, hoy en día gestionado bajo principios de viticultura ecológica y biodiversidad activa.

Pero fue en 1951 cuando la historia de la familia dio un giro decisivo. En plena posguerra, Francesc Torelló i Casanovas y su esposa, Josefa Llopart i Mir, apostaron por el vino espumoso como nuevo rumbo de la finca. Lo hicieron sin etiquetas, sin marca, pero con una convicción que acabaría marcando el ADN de la casa. Torelló elaboró espumosos para más de treinta bodegas antes de poner su nombre en las botellas, con una premisa clara: fidelidad al territorio y a la excelencia.

Desde entonces, Torelló ha sido sinónimo de largas crianzas, precisión artesanal y respeto por el paisaje. Tras dejar atrás la D.O.P. Cava en 2019, la bodega fue miembro fundador de Corpinnat. Hoy, sus cavas subterráneas albergan dos millones de botellas, y cada degüelle se indica con fecha en la etiqueta, en un ejercicio de transparencia pocas veces visto.

Para celebrar el 75 aniversario del primer espumoso, la bodega ha lanzado una edición muy especial: el Torelló 75 Aniversario Brut 2018. Una “réplica emocional” del primer embotellado de 1951 (mantiene la etiqueta original). Criado durante 75 meses en botella criándose junto a sus lías (uno por cada año que se conmemora), este espumoso de Xarel·lo (57%), Macabeu (23%) y Parellada (20%) refleja el alma de Can Martí: precisión, elegancia y persistencia. Aromas de garriga, hinojo, flor silvestre, almendra, brioche y fruta confitada en una nariz compleja y sugerente; su boca es viva, cremosa y profundamente equilibrada.

Además, la exposición “75 años, 75 momentos”, instalada en las propias cavas, recorre los hitos que han marcado el devenir de la familia y del vino catalán. Desde la filoxera hasta la fundación de Corpinnat.

Al frente del proyecto, Ernestina Torelló i Llopart, presidenta de Caves Torelló desde 1993, continúa este legado junto a sus hijos Paco y Toni de la Rosa Torelló. Su visión, firme en la defensa de la calidad, la sostenibilidad y la identidad, ha llevado el nombre de Torelló a más de 40 países, siempre con la tierra de Can Martí como punto de partida.