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Vicent Escamilla
Jueves, 03 de Abril de 2025 Tiempo de lectura:

Un “golpe” del 20% para el comercio del vino entre la UE y EE.UU.

Las bodegas europeas piden esfuerzos para encontrar una solución negociada que pueda culminar en un “Acuerdo Comercial Justo y Recíproco sobre el Vino”. En 2024 España exportó a EE.UU. 97 millones de litros de vino por un valor de alrededor de 390 millones euros.

La Administración estadounidense liderada por Donald Trump lo había calificado como “el “Día de la Liberación” y el pasado 2 de abril a las 22.00 h (hora española), ese lema se tradujo en el anuncio de la imposición, por parte de EE.UU., de un arancel universal mínimo del 10% a todas las importaciones, con mayor peso punitivo para países y bloques económicos con los que su déficit comercial es mayor. Entre ellos, la Unión Europea, a cuyos productos importados (entre ellos, lógicamente, el vino) impondrá un “castigo” del 20%.

 

Eso, por el momento, pues no olvidemos que hace semanas Trump aseguró que iba a imponer gravámenes a otros productos como el vino, aceite de oliva o bebidas alcohólicas procedentes de la Unión Europea del 200%. La medida de Washington se planteó como respuesta al arancel del 50% que la UE impuso al bourbon estadounidense en represalia por los gravámenes del 25% aplicados por EE.UU. al acero y al aluminio europeos. 

 

La UE responderá a estas trabas al comercio, aunque en el momento de redactar estas líneas se desconocía el alcance de esta respuesta.

 

Tras conocer este “golpe” del 20%, el Comité Européen des Entreprises Vins (CEEV) emitió un comunicado en el que su presidenta, Marzia Varvaglione, señala que “apuntar al vino en esta guerra comercial” provocará que haya “perdedores en ambos lados del Atlántico”. A su juicio, estos aranceles “perjudicarán a las empresas vitivinícolas de la UE”, pues generarán incertidumbre económica que traerá consigo “despidos, aplazamientos de inversiones y subidas de precios”.

 

Desde la óptica comunitaria, el mercado estadounidense del vino es fundamental para la sostenibilidad económica del sector vitivinícola de la UE. “No existe ningún mercado vinícola alternativo que pueda compensar la pérdida del mercado estadounidense”, añadió Varvaglione. En 2024, Estados Unidos seguía siendo el mayor mercado de exportación para los vinos de la UE, con envíos al país por valor de 4.880 millones de euros. Las exportaciones a Estados Unidos representaron el 28% del valor total de las exportaciones de vino de la UE.

 

La patronal bodeguera europea recuerda que los sectores vitivinícolas de la UE y de EE.UU. mantienen una estrecha cooperación desde hace años y apoyan firmemente el comercio libre y justo y los mercados abiertos para el vino.

 

Una relación colaborativa entre los sectores estadounidense y europeo que cristalizó, en 2020 con la firma de una declaración conjunta (Declaración de Principios UE-EE.UU. sobre el Comercio en el Sector Vitivinícola), en la que se destaca la importancia del comercio libre y justo en la industria vitivinícola.

 

Ignacio Sánchez Recarte, secretario general del CEEV, comentó los aranceles recíprocos de EE.UU., declarando que “la imposición de aranceles recíprocos al comercio transatlántico del vino parece injustificada si se tiene en cuenta la mínima diferencia de tasas entre los aranceles de la UE y de EE.UU. sobre los productos vitivinícolas”.  La postura de la patronal bodeguera de la UE es clara: “oposición a la imposición de aranceles al vino en todo el mundo”. Por tanto, insiste Sánchez Recarte, “pedimos a la UE y a EE.UU. que renueven sus esfuerzos para encontrar una solución negociada que impida la aplicación de aranceles a los productos vitivinícolas”.

 

Esta solución, a su juicio, podría adoptar la forma de un “Acuerdo Comercial Justo y Recíproco sobre el Vino”.  

 

En la misma línea, desde la Federación Española del Vino (FEV) señalaron que ese arancel del 20% podría suponer un importante golpe para las bodegas españolas, para las que este mercado es el segundo mayor destino de exportación en general y el primero en el caso de los vinos espumosos, representando aproximadamente un 13% de las ventas exteriores totales. En 2024 se exportaron 97 millones de litros por un valor de alrededor de 390 millones euros.

 

El director general de la FEV, José Luis Benítez, apuntó, además, que los nuevos aranceles anunciados perjudican especialmente a las pymes, que son el 99% de las bodegas españolas, ya que tienen menor capacidad para diversificar sus exportaciones y dependen más de los principales mercados de exportación, además de que tienen menor capacidad económica para afrontar situaciones complicadas como esta.

 

“El mercado de EE.UU. es fundamental para la sostenibilidad económica del sector vitivinícola de la UE y no existe ahora mismo un mercado vitivinícola alternativo que pueda compensar la pérdida”, ha asegurado el director general de la FEV. En ese sentido, y desde la amenaza hace unos días del presidente Trump, la FEV está manteniendo un contacto diario con los distintos ministerios implicados, a la espera de conocer las medidas de apoyo a los sectores anunciadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tiene previsto presentarse este 3 de abril en una reunión a la que también ha sido convocado el presidente de la FEV, Pedro Ferrer.

 

“Desde el sector instamos a los gobiernos a redoblar esfuerzos y agotar cualquier vía para una solución negociada antes de la entrada en vigor de los aranceles anunciados”, ha apuntado Benítez. “Abogamos por eliminar total, inmediata y simultáneamente todos los aranceles sobre el vino en ambos bloques y acelerar cuanto antes la ratificación de otros acuerdos como el de Mercosur que faciliten la diversificación de mercados en un momento trascendental”, ha concluido.

 

Aranceles globales

El plan arancelario de Trump, la “Liberación” incluye, como hemos señalado castigos comerciales globales. Entre los países más afectados en el último anuncio encontramos un importante país productor de vino como Sudáfrica (que sufrirá un arancel del 30%). El resto, en su mayoría, se “quedarán” con un arancel del 10%. Por el momento, se desconoce la intensidad punitiva de Trump para con dos de sus países vecinos: México y Canadá, que han estado en el foco de sus amenazas comerciales en las últimas semanas.

 

Los importadores estadounidenses de vino tampoco ven con buenos ojos estas trabas al comercio y llegan a considerar que muchas de estas empresas de importación están en un auténtico “riesgo financiero”.  Y es que, como venimos destacando, los aranceles anunciados no afectan sólo al vino procedente de Europa. Habrá un arancel universal mínimo del 10% para todos los socios comerciales de Estados Unidos.

 

Unas tasas que deberán asumir los importadores a la llegada a puerto de la mercancía, pero que acabarán repercutiendo, tanto en los precios en origen, como, especialmente, en los precios que pague el consumidor en EE.UU. por el vino importado.

 

Desde el lado productor, el Wine Institute de California, manifestó que la industria vinícola estadounidense mantiene desde hace tiempo que el vino, a diferencia de los productos manufacturados, es un producto agrícola único y no debe ser objeto de disputas comerciales no relacionadas con el sector. Una postura compartida por los productores europeos.

 

El Wine Institute sigue defendiendo firmemente la eliminación del vino de todas las listas de represalias comerciales, independientemente del mercado. Los aranceles de represalia no sólo perjudican a los productores de vino estadounidenses, sino que también frenan el crecimiento y la innovación en todo el sector vitivinícola.

 

Esta institución recuerda, además que las bodegas de todo el país siguen sufriendo los perjuicios económicos de la prohibición total de las ventas de vino estadounidense por parte de Canadá. Desde principios de marzo, el vino, la cerveza y los licores son los únicos productos estadounidenses cuya entrada y venta en el mercado canadiense está totalmente prohibida. Antes de estas medidas, Canadá representaba el 35% de todas las exportaciones de vino estadounidense, con un valor al por menor de más de 1.100 millones de dólares.

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